Salinas de Gran Canaria.
La ruta de la sal. De las decenas de salinas que tuvo la costa grancanaria sólo quedan cinco, cuatro de ellas en activo >> En Arucas está la única sobre rocas y entre Agüimes y Santa Lucía, las cuatro sobre barro >> Los salineros se cuentan con los dedos de una mano y no hay relevo generacional para seguir cultivando sus tajos.
Sobre barro y roca las salinas han formado parte del paisaje costero de Gran Canaria durante siglos, pero a día de hoy apenas quedan cinco, sólo cuatro en zafra. Sureste y Norte atesoran los últimos vestigios de un patrimonio etnográfico digno de recorrer.
De Norte a Sur el primer ingenio del Sureste para exprimir la sal del Atlántico está en la playa de Vargas, en Bocacangrejo, y lo cultiva el matrimonio formado por Chano Cruz y Juana Sánchez desde hace siete años y después de estar otros dos restaurándolo. Él es panadero y van a ratos, sobre todo a primera hora del día, y este año está contento porque la cosecha «ha sido buena». Ninguno de sus hijos les acompañan, por lo que temen que la saga tenga fin con su aventura.
Muy cerca, a metros y sin salir de Agüimes, están las salinas de La Florida, que acaban de ser restauradas tras sufrir la avenida del barranco por Narciso Melión y en las que trabaja su hijo Emilio, porque la de salinero es una profesión que se hereda en la mayor parte de los casos.
Siempre en sentido hacia el Sur aparecen los tajos de Arinaga, junto al puerto, recientemente restaurados y declarados Bien de Interés Cultural aunque sólo parcialmente en producción, y ya en el término de Santa Lucía de Tirajana está el ingenio de Tenefé, que data de finales del siglo XVIII, está perfectamente cuidado y en plena producción y es el más grande y el que más produce (unas 600 toneladas al año), aunque en la actualidad no tiene jardinero y el consistorio está a punto de encargar su gestión a otro salinero.
Al margen de estas cuatro salinas está la única que sobrevive en el Norte, en la costa de Arucas, recuperada a principios de este siglo por el Cabildo en donde llaman El Bufadero, una plataforma rocosa sobre la que cristaliza la sal en lo que constituye un endemismo etnográfico único a nivel mundial, un sistema que, a la vez, produce naturalmente flor de sal, un cloruro sódico de especiales atribuciones nutritivas y órganolépticas que los sibaritas alemanes, franceses y japoneses compran a 30 euros el kilo en las tiendas europeas de gourmets.
Salinas de Los Cancajos
Descripción e Historia.
Situadas en el Municipio de Breña Baja en la isla de La Palma, las Salinas de los Cancajos han quedado englobadas dentro de una Zona Verde del Plan Parcial Turístico de los Cancajos, siendo propiedad municipal.
Las salinas fueron construidas a principios del siglo XVIII se paralizaron posiblemente en el mismo siglo sin que se conozca de forma certera. Responden al modelo de salina antigua de mortero de cal. Pertenecieron en origen al Mayorazgo de los Fierro y presentan una obra de gran calidad constructiva, con sistema de captación mediante pozos y molinos de viento y alternativamente con noria de cangilones. Sorprende que el sistema de riego principal esté resuelto con tajeas de sillar basáltico, así como parte de la tajería y los remates de los muros de los cocederos.
Acondicionadas en parte y con poca fortuna por el Regis, el propio Ayuntamiento acondicionó la Casa y el Almacén de la Sal, si bien las salinas en su conjunto siguen deteriorándose y sin un uso definido. El mayor interés de las mismas reside en los elementos asociados que se encuentran en el cantil costero al otro lado del paseo peatonal
La ruta de la sal. De las decenas de salinas que tuvo la costa grancanaria sólo quedan cinco, cuatro de ellas en activo >> En Arucas está la única sobre rocas y entre Agüimes y Santa Lucía, las cuatro sobre barro >> Los salineros se cuentan con los dedos de una mano y no hay relevo generacional para seguir cultivando sus tajos.
Sobre barro y roca las salinas han formado parte del paisaje costero de Gran Canaria durante siglos, pero a día de hoy apenas quedan cinco, sólo cuatro en zafra. Sureste y Norte atesoran los últimos vestigios de un patrimonio etnográfico digno de recorrer.
De Norte a Sur el primer ingenio del Sureste para exprimir la sal del Atlántico está en la playa de Vargas, en Bocacangrejo, y lo cultiva el matrimonio formado por Chano Cruz y Juana Sánchez desde hace siete años y después de estar otros dos restaurándolo. Él es panadero y van a ratos, sobre todo a primera hora del día, y este año está contento porque la cosecha «ha sido buena». Ninguno de sus hijos les acompañan, por lo que temen que la saga tenga fin con su aventura.
Muy cerca, a metros y sin salir de Agüimes, están las salinas de La Florida, que acaban de ser restauradas tras sufrir la avenida del barranco por Narciso Melión y en las que trabaja su hijo Emilio, porque la de salinero es una profesión que se hereda en la mayor parte de los casos.
Siempre en sentido hacia el Sur aparecen los tajos de Arinaga, junto al puerto, recientemente restaurados y declarados Bien de Interés Cultural aunque sólo parcialmente en producción, y ya en el término de Santa Lucía de Tirajana está el ingenio de Tenefé, que data de finales del siglo XVIII, está perfectamente cuidado y en plena producción y es el más grande y el que más produce (unas 600 toneladas al año), aunque en la actualidad no tiene jardinero y el consistorio está a punto de encargar su gestión a otro salinero.
Al margen de estas cuatro salinas está la única que sobrevive en el Norte, en la costa de Arucas, recuperada a principios de este siglo por el Cabildo en donde llaman El Bufadero, una plataforma rocosa sobre la que cristaliza la sal en lo que constituye un endemismo etnográfico único a nivel mundial, un sistema que, a la vez, produce naturalmente flor de sal, un cloruro sódico de especiales atribuciones nutritivas y órganolépticas que los sibaritas alemanes, franceses y japoneses compran a 30 euros el kilo en las tiendas europeas de gourmets.
Salinas de Los Cancajos
Descripción e Historia.
Situadas en el Municipio de Breña Baja en la isla de La Palma, las Salinas de los Cancajos han quedado englobadas dentro de una Zona Verde del Plan Parcial Turístico de los Cancajos, siendo propiedad municipal.
Las salinas fueron construidas a principios del siglo XVIII se paralizaron posiblemente en el mismo siglo sin que se conozca de forma certera. Responden al modelo de salina antigua de mortero de cal. Pertenecieron en origen al Mayorazgo de los Fierro y presentan una obra de gran calidad constructiva, con sistema de captación mediante pozos y molinos de viento y alternativamente con noria de cangilones. Sorprende que el sistema de riego principal esté resuelto con tajeas de sillar basáltico, así como parte de la tajería y los remates de los muros de los cocederos.
Acondicionadas en parte y con poca fortuna por el Regis, el propio Ayuntamiento acondicionó la Casa y el Almacén de la Sal, si bien las salinas en su conjunto siguen deteriorándose y sin un uso definido. El mayor interés de las mismas reside en los elementos asociados que se encuentran en el cantil costero al otro lado del paseo peatonal
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